PUBLICOMMERCIAL

Antes, las mercancías eran recomendadas por su bondad, por el consumidor, o por el vendedor mismo en su almacén. Pero hoy en día, La Publicidad Comercial constituye una necesidad vital para el buen éxito de toda empresa y pocos son los comerciantes o industriales que pueden prescindir de ella sin menoscabar sus intereses.

Creen muchos que La Publicidad Comercial es arte de magia, que puede obligar al consumidor a tomar artículos malos por buenos o transformar a compradores descontentos en clientes satisfechos. Esto es gran error, se necesita que los productos o servicios no sean desde todo punto de vista agradables al favorecido, para que la Publicidad Comercial pueda perder por lo tanto, mucho de su fuerza e inclusive el producto y/o servicio puedan perder completamente su imagen y desacreditarse. Cuando eso ocurre, es necesario cambiar de nombre, después de hacer las mejoras del caso.

Este tratado se refiere a los anuncios que aparecen en diarios, revistas, programas, almanaques, internet, u otras publicaciones periódicas. Aunque los catálogos, folletos, circulares, afiches y demás impresos de esta naturaleza, son igualmente anuncios, con todo difieren de aquellos y así, se estudiarán separadamente.

Es tan extensa la variedad de anuncios en La Publicidad Comercial que ven la luz continuamente que resulta imposible dar reglas precisas para su redacción, aplicables a todos los casos. Por lo tanto, el presente tratado se centrará en la redacción de anuncios en general y enseñará la manera de aplicar esos conocimientos a casos especiales.

Para imponerse a la atención del público, el anuncio cuenta con el arreglo tipográfico, los grabados (ilustraciones, dibujos, fotografías) y, muchas veces, un buen título. Estos tres elementos coadyuvan también, hasta cierto punto, a despertar intereses por el artículo, en especial si el grabado muestra una o más de sus cualidades. Pero la verdadera fuerza de la mayoría de los anuncios, reside en el texto, pues, como se dijo, gracias a él puede el anunciante transformar la atención en interés, excitar deseo de poseer la mercancía, persuadir al lector de su bondad y conveniencia e inducirle a tomar una resolución favorable al anunciador.